Muchos son los niños que han llorado de alegría al poder ir al circo, al ver a los acróbatas, a los animales esos espectáculos llenos de magia e ilusión, pero cada vez el circo va reduciendo sis funciones, no se llenan como lo hacían antes y poco a poco los payasos pierden la alegría.
Una dura profesión la de los payasos que hacen reír a miles de niños sin esperar mas que una sonrisa o una carcajada, una profesión que poco a poco se va quedando en cenizas, una profesión sin futuro.